Cuando uno tiene un blog profesional debe plantearse qué estilo le quiera dar al mismo y que propósito quiere conseguir él.
Evidentemente cada maestrillo tiene su librillo y no hay soluciones universales, así pues comentaré como enfoco yo mi propio blog. En general la selección de los temas que hago tiene en cuenta las siguientes reflexiones, que creo que son entendibles a muchos otros autores:
– Encontrar el equilibrio entre específico/general no es fácil, si enfoco los artículos a temas muy concretos es probable que tenga unos lectores muy fieles, pero tiene el inconveniente de restrinjo mucho el ámbito de difusión del blog y a mí particularmente me aburre escribir siempre sobre los mismos temas. Si se es demasiado generalista, se corre el riesgo de no decir nada en especial, de que el blog acabe siendo ni chicha ni limoná (o para decirlo más sofisticadamente “Jack of all trades, master of none”,) un planteamiento generalista atraerá más visitantes, pero estos serán muy poco fieles (pocas visitas repetitivas, duración de las visitas baja,una tasa de rebote elevada…).
– Otro dilema interesante es la dualidad empatía/egoísmo del autor. Me explico, si uno es totalmente empático solo escribe pensando en que le puede interesar a sus lectores, si es totalmente egoísta escribe sobre lo que más le conviene a él. Yo particularmente intento encontrar un punto medio, escribo para que me lean, lo que me hace pensar que le gustará leer a mis lectores, pero también escribo a veces pensando en mis intereses. Por ejemplo si tengo que ser ponente en una mesa redonda, intento escribir la semana anterior sobre la temática de la misma, así me sirve para ir documentándome y estar más preparado.
– El tono del blog es una cuestión muy personal, yo prefiero ser bastante neutro, en el sentido de no hablar de temas estrictamente personales, ni de expresar, salvo excepciones, opiniones con fuertes componentes ideológicos. Otra cuestión relevante es el grado de polémica que uno desea expresar en su blog, un exceso de ella provocará más viralidad y por ende más visitas, pero uno debe valorar también si le conviene ganarse enemigos cada día que escribe, una ausencia total se traducirá en textos planos que provocarán somnolencia entre los lectores. Igualmente, uno debe elegir el lenguaje que usa, si es demasiado vulgar verá minada su credibilidad, si es demasiado culto cae en el riesgo de resultar pedante.
– Por último, conviene pensar en la profundidad y frecuencia de los artículos. Aquí no hay mucha discusión, lo ideal sería escribir como mínimo una vez al día, cada día de la semana y hacerlo de forma extensa y elaborada para ofrecer a los lectores contenido de actualidad y frecuentemente actualizado. El problema es que no vivimos en un mundo ideal, y la restricciones de tiempo y esfuerzo necesarios hacen que tengamos que elegir si escribir más en profundidad y menos frecuentemente o viciversa. Yo he de confesar que aun no lo tengo claro.